Comentario
Muy pocas son las esculturas y relieves de importancia estética que nos han llegado de la época neosumeria trabajados en metal. Sin embargo, sí poseemos bastantes ejemplares de unas singulares piezas, conocidas como dioses de clavo (muy divulgados los de la época de Gudea), que funcionaron como clavos de fundación, y hallados en los fundamentos de la casi totalidad de los templos neosumerios.
Tales piezas representan a un dios semiarrodillado, vestido con faldón, asiendo con sus dos manos un grueso clavo que mantiene verticalmente. Estas estatuillas, con textos inscritos por lo general, tocadas al principio con la tiara de cornamentas, pasaron luego a ser representaciones de los soberanos, no faltando, a veces, clavos fundacionales en forma de animales (por ejemplo, los dos ejemplares de Toros yacentes del Museo del Louvre).
Diversos museos poseen figurillas de fundación en cobre o bronce con la representación de Gudea (o de un sacerdote sustituto), de Ur-Nammu y de Shulgi. La disposición suele ser muy parecida: de pie, sosteniendo una esportilla en la cabeza, torso desnudo y ajustado faldón hasta las rodillas (o hasta los pies), con la pierna izquierda ligeramente avanzada e inscripciones conmemorativas.
Dentro de este apartado, debemos incluir los protomos de leones, fabricados con lámina de bronce, que guardaban el interior del Templo de Dagan, en Mari, llamado por ellos Templo de los leones, construido por Ishtup-ilum. El aspecto de tales fieras (se habla de varios ejemplares) con sus fauces abiertas, sus vivos ojos hechos de caliza blanca y esquisto gris, y sus garras en actitud de ataque, era realmente feroz, cumpliendo así el papel simbólico de guardianes del recinto sagrado.
En el Templo de Ishtar de Assur (nivel E, coetáneo a la época neosumeria) apareció una única figurilla de bronce, muy elegante, aunque también muy oxidada. Era un exvoto y representaba a una mujer en actitud de oración, figurada de pie.
La orfebrería de esta época es francamente pobre en ejemplares. De la época de Shulgi podemos reseñar un extraordinario pendiente de oro, dedicado a la diosa Geshtinanna, formado por tres barquillas unidas entre sí. También nos han llegado cápsulas áureas que sirvieron para enriquecer algunos sellos cilíndricos.